domingo, 17 de febrero de 2008

El monstruo del pasado

Hoy he visto una película que se llama Sueños rotos con Claire Danes. Me ha hecho reflexionar sobre el hecho de que todos tenemos un pasado. Haber sido una adolescente impulsiva y rebelde tarde o temprano pesa. Ya no hablo de ese pasado a muchas personas, me gusta guardarlo para mí, no quiero que me vean con esa imagen. En el fondo me avergüenzo de como era, aunque en realidad no debería, siempre fuí una incomprendida. La gente juzga cuando no te entiende.
No puedo ni contar cuanta gente llama "tontas" a las mujeres que han sufrido malos tratos. Esa palabra me toca mi vena impulsiva, intento que la gente entienda que es un problema del que cuesta mucho salir, que es un proceso lento, un espiral, que cuando te das cuenta ya no queda nada de la persona que eras. Pero no, la gente se empeña en poner la etiqueta de "tontas". Hubo un tiempo en el que por lo que me tocaba este tema me propuse que tenía que hacer entender a la gente con estos prejuicios que deberían verlo desde otro punto de vista en el que la autoestima y el amor propio desaparecen. Mi lucha por esta causa me causó más cabreos, más impotencia y más vergüenza.
A todas las mujeres nos cuesta admitir que nos ha pasado. La primera vez que lo dejé me costó muchísimo. Cada vez que me llamaba al móvil me temblaba la mano, yo sólo pensaba en irme corriendo a sus brazos, quería que me aliviara todas esas heridas que me había hecho en el alma, pero sabía que nunca me aliviaría, que nadie podría aliviarme, ni siquiera yo misma. Me fuí lejos unos meses, pero no funcionó, intenté enamorarme de otros, pero no funcionó. Hasta que una noche, siete meses después de haberle dejado, me lo encontré. Me tiré a sus brazos, era como si hubiera dejado una droga y volviera a metérmela en el cuerpo, en mi mente, en mi vida. Inmediatamente sabía que me había equivocado, pero quería creer que él había cambiado, que todo lo que me hizo sufrir tenía un sentido, y que el con el tiempo me había echado de menos y había aprendido que se había equivocado y quería otra oportunidad. No sé en qué momento es en el que nos culpamos de todo, de todo lo que ellos hacen o hacían, nos culpamos de que cambien, o de que en realidad sean ellos mismos, nos culpamos de que se sientan mal y de que nos hagan daño, y nos culpamos por dejarles. Es algo horroroso, me gustaría que nadie pasara por algo así, pero en la realidad es algo con lo que se enfrentan millones de personas.
Mi percepción sobre el amor cambió. Yo pensaba que estaba enamorada de él, que por eso aguantaba todo lo que me hacía, sus torturas psicológicas, sus insultos, sus humillaciones, sus infidelidades (si es que es verdad que existieron). Morí en el pasado, desde entonces soy otra persona, esa que existía cuando él estaba en mi vida desapareció y no volverá nunca. De vez en cuando aparece en mis pesadillas. Siempre tengo las mismas pesadillas, me encuentro con él y me sonrie, me dice lo que ha cambiado y que me quiere en su vida y le dejo que domine mi mente. Entonces no me puedo enfrentar a él, vuelvo a ser la de antes. El odio a una persona, la rabia, sólo te unen a ella, no te deja vivir. Tengo épocas de indiferencia, otras en las que casi ni me acuerdo, y otras en las que la rabia vuelve. Me pregunto si algún día acabará esto....

1 comentario:

Sega dijo...

Hoy sin darte cuenta, has dado un pequeño gran paso, ya que eres capaz de contarlo, con corage y valentia, y eso es un nivel más superado... pronto estarás lista para dejar en el olvido a experiencias malas pasadas, y centrarte en solo esas buenas cosas que te aportan una relación.

Piensa, que no todas las relaciones son iguales, ni todas las personas, y demuestras entereza y valentia, cosa que me alegro bastante.

A una mujer -yo añadiría a cualquier persona o animal- no se le debe pegar ni con una flor.

Te deseo todo lo mejor, porque no es justo y se que ahora, tu serás más fuerte y decidida, ahora lo importante, serás tú.

Besos.