lunes, 31 de marzo de 2008

Los domingos en el campo

Cuando era una niña todos los domingos eran los días familiares. Durante todo el invierno ibamos al campo de una prima de mi madre, y los veranos ibamos a la playa.
En el campo se juntaban muchas primas y primos de mi madre con sus hijos. Los hijos éramos de diferentes generaciones, así que nos juntabamos por edades. La generación que nos tocó a mi hermana gemela y a mi era sin duda la más peculiar, estaba formada por tres niños, una niña, mi hermana y yo. Siempre los recuerdo como salvajes que no hacían más que enseñar sus pequeños penes y pelearse como animales, en esto último incluyo a la niña. Eran verdaderas bestias, su día ideal transcurría arrancando pelos.
Mi hermana y yo no nos sentíamos bien con estos niños, así que nos buscamos una amiga que vivía cerca. Ella se llamaba Encarni. En seguida conectamos con ella, se parecía bastante a nosotras, era una rebelde como nosotras, pero con clase, también como nosotras. Nos gustaba ir a "correr aventuras". Esto consistía en irnos sin rumbo a cualquier lugar, coger alguna que otra naranja de algún árbol que estuviera muy cercano a una casa y correr el riesgo de que los dueños nos pillaran robando jajaja. Nos pasabamos todo el día por ahí entrando a casas abandonadas y corriendo por donde fuera. A veces cogíamos ladrillos y nos montabamos una cabaña. Es gracioso, pero ahora esas cosas me darían claustrofobia, pero entonces me encantaba meterme en sitios cerrados y pequeñajos en los que nadie me podía encontrar. En las cabañas que creabamos metíamos juguetes y linternas para poder jugar.
Lo peor de ir al campo es que comíamos paella. Yo odiaba comer paella, entonces pensaba que no me gustaba el sabor, pero no era eso en realidad, el problema con la paella es que llevaba conejo. Lo del conejo era un ritual, ibamos a una granja vecina a comprar un conejo. Yo veía al conejo, que solía ser grande. Luego lo llevabamos a la casa de campo y entre las primas de mi madre e incluso alguna vez mi madre lo mataban. Era tan cruel ver como mataban al pobre animal. Os advierto que lo que voy a contar puede dañar la sensibilidad :)))
Dos mujeres cogían al conejo por sus patas, cada una cogía una pata y lo dejaban colgando entonces estiraban y él conejo chillaba (ese chillido no se me olvidará en la vida), por supuesto que partían al conejo por la mitad :((( y después le quitaban la piel y lo cortaban, y alá pá la paella. Pensando en esto es fácil que yo odiara la paella, y que nunca coma conejo.
Las primas y primos de mi madre los consideraba como retrasados mentales, cosa que no son, son más bien una família que se dejan llevar demasiado por sus instintos, que se comportan como animales y que son bastante ignorantes. Nos miraban a mis hermanas y a mi como seres que no podían entender, sólo por el hecho de ser educadas, de hablar bien, y de querer tener estudios.
Siempre intentaban ridiculizarnos o humillarnos pero nosotras al final siempre demostrabamos tener más clase, una clase que se aprende en la família, y que ellos viniendo de la hermana de mi abuela materna no pudieron aprender.
Todo esto de la educación me viene de mi abuelo materno. Él era un señor muy educado, un hombre de letras que le encantaba leer y escribir. Es por esto que se esforzó en inculcarnos sus valores, y lo consiguió con las cuatro. Es el único abuelo que conocí y del que siempre estaré orgullosa.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hoy nos has puesto deberes... Te aconsejo que no publiques varios en el mismo día, porque la gente sólo ve el primero. Lo del conejo, me parece terrible, y no me extraña que no quieras relacionarte con esa familia, y que no te guste el campo. Un beso.

Ángeles dijo...

Lo del conejo lo tengo grabado en mi mente :(
Intentaré publicar una entrada por día, gracias por el consejo ;)
Besitos
pd: tengo pendiente otra entrada sobre porque no me gusta el campo :)