jueves, 20 de marzo de 2008

Me perdí una vez

En mi vida me he perdido muchas veces, pero una vez me perdí físicamente cuando tenía cinco años. Era un domingo de agosto y pasó en una playa que estaba llenísima de gente. No era la playa donde siempre ibamos, mi hermana mayor se había ido una semana de vacaciones con una amiga y su família a Benidorm. Fuimos a recogerla y a pasar el día con ellos en la playa. Recuerdo que estaba con mi hermana gemela y con mi madre en el agua, nosotras queríamos un helado y mi madre nos dijo que fueramos a pedírselo a mi padre. No sé como fue que mi hermana salió del agua antes que yo, supongo que ese día me dejé llevar por el viento y en lugar de ir hacia la izquierda fui hacia la derecha. No veía nuestra sombrilla, sólo veía a mucha gente. La arena quemaba mis pies, y yo empecé a llorar. Nadie me hacía caso, ví a una mujer mayor que hacía topless y me dio cierta repulsión. Seguía buscando la sombrilla amarilla con rayas de colores pero no podía verla. Entonces una mujer me vió y me llevó a una caseta de la Cruz Roja. Me sentí aliviada pero yo sólo quería ver a mis padres. Fueron 45 minutos eternos de mi vida, yo no pasé mucho miedo, fue un poco más un sentimiento de incomprensión. Creo que fue el primer momento de mi vida en que me sentí sola e indefensa frente a un mundo que nunca entendería. Fue una metáfora de lo que sería mi vida, de la manera en que vería el mundo. Me sentí sola llorando, sentí que desde ese momento algo había cambiado en mí, que nunca volvería a ser la niña protegida que era hasta entonces.
Cuando me llevaron a donde estaban mis padres, no sé porque creía que estaban enfadados conmigo, pero no fue así, mi padre me levantó y me abrazó. Creo que es el único abrazo que recuerdo de él, desde entonces me pasé el resto de mi vida buscando ese abrazo en el que no me sentía sola, en el que el tiempo se paró.
Ésta fue mi visión de ese día en la playa. Para mis padres fueron 45 minutos de angustía. Mi madre dice que mi padre sólo pensaba que alguien me había raptado. Me hace gracia pensar en ello, la policia no dejaba salir a nadie de la playa, paraban a todos los coches para ver si alguien me había cogido, jajaja, como si fuera importante.
Los domingos solíamos ir a ver a mi abuela después de venir de la playa. Cuando llegamos a su casa mi abuela estaba preocupaba. No paraba de preguntar que había pasado. Entonces no existían los móviles ni mi abuela tenía teléfono en casa. Mi abuela no paraba de insistir en que le explicaran que había pasado. Ella decía que se había acostado a dormir la siesta y que había soñado que me había perdido en la playa. Fue entonces cuando entendí los sueños premonitorios que tenemos las mujeres de mi família.
Esa noche dormí con mis padres. En el medio de su cama.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuando era pequeña, varias veces me perdí en la playa, pero fue sólo cuestión de minutos, sin embargo recuerdo esa angustia. Me alegro que al menos te quedara un buen recuerdo de ello. Un beso.